¿Por qué escribo?

Durante la hora de comida en la mayoría de las familias chilenas se discute de política, en la mía se discutía de gramática. Sería novelesco decir que mi interés por la escritura se debe a los apasionados gritos (generalmente de mi madre) causados por usar V en vez de B, saltarme un guión o usar un punto cuando era evidente que necesitaba una coma, pero la verdad es que fue lo contrario, me ocasionó un trauma, por mucho tiempo después que salí de Chile, primero a Venezuela y luego a Canadá,  no quería ni siquiera mandar cartas a la familia por temor al lápiz rojo de mamá seguido por el de mi hermano.

Entonces, ¿cuándo y por qué empecé a escribir? El cuándo no estoy segura, pienso eso sí que fue antes de las peleas ortográficas, eso simplemente pospuso la acción, creo que todo debe haber empezado cuando papá me regaló el silabario Matte. Ese fue mi libro de cuentos, en esa época no había la variedad de libros infantiles multicolores que ahora tiene mi nieta, desde ese momento empecé a relacionar el placer de leer y escribir con la presencia de un padre que había perdido antes de cumplir cinco años. Sin embargo el por qué lo tengo claro, fue para ahorrar el dinero que me costaría innumerables sesiones de psicoterapia. Ese acto de escribir ficción rodeada de un conglomerado de personajes a los que puedo hacer hablar y decir lo que yo quiera, me permite conocer la vida un poco mejor.